Se sentó frente al teclado. Respiro profundamente. Y escribió.
En
una luminosa y fresca mañana de otoño, las musas me visitan,
revoloteando remolonas a mí alrededor… como siempre las contemplo
abriendo mi ojo interior.
Primero
veo, en sus diminutas caras una sonrisa que me llena de emoción y si
agudizo los sentidos, puedo oír, su lenguaje encantador…
Son
todas distintas y parlotean con voz cristalina, un dialecto mágico
que enciende mi imaginación… En una luminosa y fresca mañana de
otoño, vuelvo a sentir su contacto creador…
Llenas
de belleza y armonía, pequeñas arpías, ríen y cantan en su
particular lenguaje, del que a veces a duras penas puedo distinguir
algún mensaje y en otras ocasiones, percibo claramente su
locución…
¿Como
será la vida, sin el animo creador? Me pregunto, una luminosa y
fresca mañana de otoño, esperando deseosa, descifrar la sublime
sinfonía, que florece, de mis traviesas musas… mientras mariposean
a mí alrededor.
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