Dentro
de mi alma yace inerte una pena… pena que muchas veces me asalta. Aflicción por
una conexión turbada…
Quisiera
poder volver atrás en el tiempo; quisiera que nada hubiera podido contra ese
lazo inherente, a la hermandad sagrada…
En el
fondo de mi alma, esa pena inerte se transforma en un recuerdo dulce, cuando veo en mi memoria, esos pequeños rizos,
adornando tú cara; esa risa cristalina y contagiosa, llena de pura bondad cándida.
Si la
vida, algún día, nos devuelve la mirada; sepas que aquí te estaré esperando
para ligar nuestro nexo, a una realidad en otro tiempo abortada…
Mientras
tanto deseo que dentro de tu alma, no se halle una pena gemela y allí siga
viviendo el niño tierno y alegre jugando, jugando con su hermana…
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